Por Amanda Isidori
Nos dice Galeano "la extorsión, el insulto, la amenaza, el coscorrón, la bofetada, la paliza, el azote, el cuarto oscuro, la ducha helada, el ayuno obligatorio, la comida obligatoria, la prohibición de salir, la prohibición de decir lo que se piensa, la prohibición de hacer lo que se siente y la humillación pública (...) son algunos de los métodos de penitencia y tortura tradicionales en la vida de familia. Para castigo de la desobediencia y escarmiento de la libertad, la tradición familiar perpetúa una cultura del terror que humilla a la mujer, enseña a los hijos a mentir y contagia la peste del miedo" (Eduardo Galeano, en "Mujeres" Alianza Editorial Madrid 1995)
Hablamos de violencia contra las mujeres, violencia de Género, en la que la pertenencia al sexo femenino implica de por si un factor de riesgo. Muchas cosas parecen haber cambiado, discursos, ciertas conductas, sin embargo la imagen de una mujer, raptada, violada o asesinada, en algún punto activa en el imaginario de las personas una supuesta maldad femenina causante de su propia tortura.
Nuestra sexualidad, ese "oscuro objeto de deseo", nos atribuye un oscuro poder: el de seducir, el de provocar. Y desde esa imagen bíblica que perdura más allá de toda confrontación con la verdad, de algún modo se nos hace responsables de empujar a los hombres para que cometan actos más allá de su voluntad, al tiempo que en la misma medida los libera de responder por estos actos.
En la imaginación colectiva, el varón de la especie sigue siendo portador de un derecho ilimitado sobre todas las mujeres, en nosotras queda la responsabilidad de ponerles límites, de decir que "no"... y afrontar que no se detengan.
Según datos aportados por diversos estudios, en Argentina en 1 de cada 5 parejas hay violencia. En el 42% de los casos de mujeres asesinadas, el crimen lo realiza su pareja. El 37% de las mujeres golpeadas por sus esposos lleva 20 años o más soportando abusos de ese tipo.
Según datos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires el 54% de las mujeres golpeadas están casadas. El 30% denuncia que el maltrato se prolongó más de 11 años. Según información del BID se estima que el 25% de las mujeres argentinas es víctima de violencia y que el 50% pasará por alguna situación violenta en algún momento de su vida. Sólo en la ciudad de Buenos Aires se reciben 7.000 llamadas anuales a las líneas de violencia y proyecciones efectuadas sobre datos aportados por el Centro de Encuentros Cultura y Mujer permiten suponer que habría 60.000 casos de delitos sexuales al año, unos 16 casos diarios.
Cada 25 de noviembre repetimos estos datos, la violencia contra las mujeres no cesa aún, erradicarla será algún día muestra incontrastable de una verdadera evolución, no medible en índices económicos (aunque podría), ni de salud (aunque debería) La violencia de Género es una guerra silenciosa que cobra sus víctimas cada día.
